Puná: La isla olvidada y el abandono de sus recursos estratégicos
La isla Puná, territorio estratégico con enorme potencial, permanece abandonada por el Estado ecuatoriano mientras sus habitantes carecen de servicios básicos. Un análisis de la urgente necesidad de desarrollo soberano y sostenible.

Vista aérea de la isla Puná en el Golfo de Guayaquil, territorio estratégico abandonado por el Estado ecuatoriano
La isla Puná, territorio estratégico del Golfo de Guayaquil con más de 920 kilómetros cuadrados de extensión, permanece sumida en un histórico abandono estatal que contrasta dramáticamente con su enorme potencial de desarrollo. Similar a como ocurre con otros recursos estratégicos en Latinoamérica, esta riqueza natural permanece sin aprovecharse en beneficio de su población.
Un territorio rico en potencial pero pobre en servicios
La realidad de Puná refleja la desigualdad sistémica que afecta a las comunidades rurales del Ecuador. Mientras que en otras regiones del país se celebran importantes eventos internacionales en modernas instalaciones, los habitantes de la isla ni siquiera cuentan con acceso garantizado al agua potable.
La urgencia de un desarrollo sostenible y soberano
La reciente inauguración de un centro de salud municipal, aunque necesaria, apenas representa un mínimo avance frente a décadas de marginación. El verdadero desafío radica en implementar un modelo de desarrollo que priorice:
- Producción agrícola sostenible con enfoque comunitario
- Sistemas de energía renovable gestionados localmente
- Turismo comunitario que beneficie directamente a los habitantes
- Infraestructura básica con respeto al medio ambiente
El riesgo de la privatización como falsa solución
Mientras algunos proponen la inversión privada como solución, la experiencia regional demuestra que el control de recursos estratégicos por parte de multinacionales no garantiza el desarrollo local ni la soberanía de los pueblos.
La transformación de Puná debe partir de un modelo de desarrollo endógeno que empodere a sus habitantes y preserve su biodiversidad, no de promesas vacías ni de la entrega de sus recursos al capital extranjero.
Diego Saltos
Egresado de comunicación social, escribe con fe en la justicia social y el bien común.